LA BALADA DEL REY TRANSPARENTE |
La aventura del pozo
ha corrido como un perro tras un gato y los protagonistas de la misma se han
hecho conocidos en el pueblo. En la historia se cuenta como unas niñas y una
loba gris rescataron valientemente al niño mago, que había caído en un pozo embrujado.
Una mañana como otra
cualquiera, quienes están de guardia como vigías en la empalizada que rodea la villa de Narán ven algo sorprendente. Un gran ciervo de imponente cornamenta se
acerca hasta unos cincuenta metros de la pared de madera. Parece seguirle un caballero
que va montado sobre una bonita yegua blanca. A duras penas puede
cabalgar, y está a punto de caerse ¿a través? del cuerpo del caballo…, el pobre.
Muchos de los habitantes
de Narán, lo que incluye a los niños, han oído hablar del gran ciervo, pues
tiene un rasgo muy peculiar: es mágico y sus ojos son luminosos como la luz del
sol. El ciervo es Curadhan, uno de los guardianes del mundo.
Curadhan, el gran ciervo |
Pronto, todos los
niños corren a la empalizada para poder verlo mejor, avisándose unos a otros y
dando grandes gritos. ¡No se ve a Curadhan todos los días!, por lo que se monta
una buena.
Para su decepción, el gran ciervo no tardará en marcharse al trote, internándose de nuevo en los bosquecillos
que hay más allá. Mientras el caballero a quien nadie conoce, se acerca dubitativo al portón de la empalizada, parece bastante nervioso. Desde allí grita
y pide asilo, comida y cobijo, es decir, un lugar donde dormir que no tenga goteras
y un poco de pan. Los niños de la aldea lo miran y no salen de su asombro, básicamente por dos razones:
Primero, porque es el
primer adulto que ven ¡desde hace semanas!, desde el misterioso asunto del jarro
de Pandora; y segundo, porque el caballero es ¡un poquito transparente! ¡Caray!
¡Se puede ver a través de él! Vamos, que es como si fuese invisible, pero sólo
“a medias”. Un detallito que hace que algunos se lo tomen a guasa mientras que
otros se asustan bastante, sobre todo los más chiquitines. Los niños debaten
sobre si dejarle entrar y al final deciden ayudarle, no parece mala gente.
Una vez el caballero cruza
las puertas, casi todo el mundo está presente, rodeándolo. Dice llamarse Arturo, lleva su “transparencia“ con aplomo. Les dice quién es,
sin ocultar que es un rey y que gobierna en una tierra muy, muy lejana. El rey
Arturo mira en todas direcciones algo asombrado, pues sólo ve niños, sin un
adulto por ninguna parte. Les cuenta que el gran ciervo se le apareció en
sueños y le dijo que en aquella aldea podría encontrar a jóvenes valientes que
podrían ayudarle, ya que está en un apuro.
Rey Arturo, semitransparente |
Esto es más o menos
lo que les dijo:
“El gran ciervo ha sido quien me ha conducido hasta
vuestra aldea pues tengo la esperanza de que podáis ayudarme. En sueños, me
dijo que la respuesta a mis preguntas la tiene Lanzarote del Lago, uno de los
antiguos caballeros de mi corte, que se encuentra preso en el Castillo
Bocabajo”.
“Mi dilema es el siguiente…: y es que no entiendo si es
Lanzarote quien está boca abajo preso en el castillo, es que el castillo donde
está preso Lanzarote está boca abajo ¡o es que el Castillo Boca-Abajo donde
está preso Lanzarote es el nombre del castillo…! ¡AINS!, ¡ES QUE NO ME ACLARO!
¿¡Podéis ayudarme!?”
Una interesante pregunta
que hace rascarse la cabeza a más de uno, mientras todos se miran unos a otros…
la mayoría de los niños del pueblo fijan su mirada en los protagonistas de la reciente
aventura del pozo. Orgullosos y muy valientes, Elen, Steisy y Charlie se miran y sonriendo se ofrecen voluntarios ante el agradecimiento del desesperado rey Arturo.