sábado, 12 de enero de 2019

LA BALADA DEL REY TRANSPARENTE, Capitulo 1: Una visita inesperada

LA BALADA DEL REY TRANSPARENTE


La aventura del pozo ha corrido como un perro tras un gato y los protagonistas de la misma se han hecho conocidos en el pueblo. En la historia se cuenta como unas niñas y una loba gris rescataron valientemente al niño mago, que había caído en un pozo embrujado.

Una mañana como otra cualquiera, quienes están de guardia como vigías en la empalizada que rodea la villa de Narán ven algo sorprendente. Un gran ciervo de imponente cornamenta se acerca hasta unos cincuenta metros de la pared de madera. Parece seguirle un caballero que va montado sobre una bonita yegua blanca. A duras penas puede cabalgar, y está a punto de caerse ¿a través? del cuerpo del caballo…, el pobre.

Muchos de los habitantes de Narán, lo que incluye a los niños, han oído hablar del gran ciervo, pues tiene un rasgo muy peculiar: es mágico y sus ojos son luminosos como la luz del sol. El ciervo es Curadhan, uno de los guardianes del mundo.

Curadhan, el gran ciervo
Pronto, todos los niños corren a la empalizada para poder verlo mejor, avisándose unos a otros y dando grandes gritos. ¡No se ve a Curadhan todos los días!, por lo que se monta una buena.

Para su decepción, el gran ciervo no tardará en marcharse al trote, internándose de nuevo en los bosquecillos que hay más allá. Mientras el caballero a quien nadie conoce, se acerca dubitativo al portón de la empalizada, parece bastante nervioso. Desde allí grita y pide asilo, comida y cobijo, es decir, un lugar donde dormir que no tenga goteras y un poco de pan. Los niños de la aldea lo miran y no salen de su asombro, básicamente por dos razones:

Primero, porque es el primer adulto que ven ¡desde hace semanas!, desde el misterioso asunto del jarro de Pandora; y segundo, porque el caballero es ¡un poquito transparente! ¡Caray! ¡Se puede ver a través de él! Vamos, que es como si fuese invisible, pero sólo “a medias”. Un detallito que hace que algunos se lo tomen a guasa mientras que otros se asustan bastante, sobre todo los más chiquitines. Los niños debaten sobre si dejarle entrar y al final deciden ayudarle, no parece mala gente.

Una vez el caballero cruza las puertas, casi todo el mundo está presente, rodeándolo. Dice llamarse Arturo, lleva su “transparencia“ con aplomo. Les dice quién es, sin ocultar que es un rey y que gobierna en una tierra muy, muy lejana. El rey Arturo mira en todas direcciones algo asombrado, pues sólo ve niños, sin un adulto por ninguna parte. Les cuenta que el gran ciervo se le apareció en sueños y le dijo que en aquella aldea podría encontrar a jóvenes valientes que podrían ayudarle, ya que está en un apuro.

Rey Arturo, semitransparente

Esto es más o menos lo que les dijo:

“El gran ciervo ha sido quien me ha conducido hasta vuestra aldea pues tengo la esperanza de que podáis ayudarme. En sueños, me dijo que la respuesta a mis preguntas la tiene Lanzarote del Lago, uno de los antiguos caballeros de mi corte, que se encuentra preso en el Castillo Bocabajo”.

“Mi dilema es el siguiente…: y es que no entiendo si es Lanzarote quien está boca abajo preso en el castillo, es que el castillo donde está preso Lanzarote está boca abajo ¡o es que el Castillo Boca-Abajo donde está preso Lanzarote es el nombre del castillo…! ¡AINS!, ¡ES QUE NO ME ACLARO! ¿¡Podéis ayudarme!?”

Una interesante pregunta que hace rascarse la cabeza a más de uno, mientras todos se miran unos a otros… la mayoría de los niños del pueblo fijan su mirada en los protagonistas de la reciente aventura del pozo. Orgullosos y muy valientes, Elen, Steisy y Charlie se miran y sonriendo se ofrecen voluntarios ante el agradecimiento del desesperado rey Arturo.